Pueda que esta carta ya sea un poco extemporánea,puesto que en la realidad geopolítica actual suenan otros nombres y otros personajes, pero la dinámica es la misma. 12 años más tarde, estamos teniendo más información, estamos menos mediatizados precisamente gracias al desarrollo tecnológico y al acceso a la información. EStamos siendo testigos del desmoronamiento del mundo como lo habíamos vivido. Estamos viendo la fractura de las "grandes" instituciones.
Nos queda una especie de sin sabor, por la incredulidad que debemos practicar. Pero también se abren espacios para crear,para establecer una nueva realidad, más justa, más equitativa, más alegre y verdaderamente feliz.
Carta de un obispo de Estados Unidos a BUSH
Nos queda una especie de sin sabor, por la incredulidad que debemos practicar. Pero también se abren espacios para crear,para establecer una nueva realidad, más justa, más equitativa, más alegre y verdaderamente feliz.
Carta de un obispo de Estados Unidos a BUSH
Anexo II
Traducción de la carta
enviada al presidente de los Estados Unidos por Robert Brown, obispo
de la iglesia católica de Florida, Teniende coronel y excombatiente
de Vietnam.
Transcrito
del libro: ¿Otro
mundo es posible?
De
Giulio Girardi (2004)
Ed.
Popular.Madrid
Cuente
la verdad al pueblo, Sr. Presidente.
Señor Presidente:
Cuente la verdad al pueblo,
Sr. Presidente, sobre el terrorismo. Si los mitos acerca del
terrorismo no son destruidos, entonces la amenaza continuará hasta
destruirnos por completo. La verdad es que ninguna de nuestros
millares de armas nucleares puede protegernos de esta amenaza. Ni el
sistema de “guerra de las estrellas” - no importa cuan
técnicamente avanzado sea ni cuantos trillones de dólares se hayan
gastado en él- podrá protegernos de un arma nuclear traída en un
barco, avión o auto alquilado. Ni siquiera ningún arma de nuestro
vasto arsenal, ni siquiera un centavo de los USD (sí, esos mismos
doscientos setenta millones de dólares) gastados por año en el
llamado “sistema de defensa” puede evitar una bomba terrorista;
esto es un hecho militar.
Como teniente coronel
retirado y frecuente conferenciante en asuntos de seguridad nacional,
siempre cito el salmo 33 “Un Rey no está a salvo por su poderoso
ejército, así como un guerrero no está a salvo por su enorme
fuerza” . La razón obvia es: “¿Entonces qué podemos hacer? ¿No
existe nada que podamos hacer para garantizar la seguridad de nuestro
pueblo?” Existe. Pero para entender eso, necesitamos saber la
verdad sobre la amenaza.
Sr. Presidente, Ud. no contó
al pueblo americano la verdad sobre porqué somos el blanco del
terrorismo, cuando explicó por qué bombardearíamos Afganistan y
Sudán. Ud. dijo que somos blanco del terrorismo porque defendemos la
democracia, la libertad y los derechos humanos del mundo. ¡Qué
absurdo,Sr. Presidente!
Somos blanco de los
terroristas porque, en la mayor parte del mundo nuestro gobierno
defendió la dictadura, la esclavitud y la explotación humana.
Somos blanco d ellos
terroristas porque somos odiados. Y somos odiados porque nuestro
gobierno ha hecho cosas odiosas. ¿En cuántos países agentes de
nuestro gobierno depusieron a líderes elegidos por el pueblo,
sustituyéndolos por dictadores militares, marionetas deseosas de
vender a su propio pueblo a corporaciones norteamericanas
multinacionales?
Hicimos eso en Irán cuando
los marines y la CIA derrocaron a Mossadegh porque él tenía la
intención de nacionalizar el petróleo. Y lo sustituimos por el Sha
Reza Palhevi y armamos, entrenamos y pagamos a sus odiada guardia
nacional – la SAVAK- que esclavizó y embruteció al pueblo iraní
para proteger el interés financiero de nuestras compañías de
petróleo.
Después de eso ¿será
difícil de imaginar que existan en Irán personas que nos odien?
Hicimos lo mismo en Chile,
hicimos lo mismo en Vietnam, más recientemente intentamos hacerlo en
Iraq. Y claro, cuántas veces hicimos eso en Nicaragua y en otras
repúblicas de América Latina.
Una vez tras otra, hemos
destituido líderes populares que deseaban que las riquezas de su
tierra fueran repartidas entre el pueblo que las generó. Nosotros
los reemplazamos por tiranos asesinos que venderían a su propio
pueblo para que, mediante el pago de abultadas propinas para engordar
sus cuentas particulares, las riquezas de su propia tierra pudieran
ser tomadas por el Domino Sugar, la United Fruit Company, la Folgers,
y por ahí va todo.
En cada país nuestro
gobierno destruyó la democracia, sofocó la libertad y pisoteó los
derechos humanos. Por eso somos odiados en todo el mundo. Por esos
somos el blanco de los terroristas. EL pueblo de Canadá disfruta de
la democracia , la libertad y los derechos humanos, así como el
pueblo de Noruega y Suecia. ¿Ud. Ha escuchado decir que las
embajadas canadienses, noruegas o suecas hayan sido bombardeadas?
Nosotros no somos odiados
porque practicamos la democracia, la libertad o los derechos humanos.
Somos odiados porque nuestro gobierno niega esas cosas a los pueblos
de los países del Tercer Mundo, cuyos recursos son codiciados por
nuestras corporaciones multinacionales.
Es odio que sembramos se
volvió en contra nuestra para asombrarnos en forma de terrorismo y,
en el futuro, el terrorismo nuclear. Una vez dicha la verdad sobre
porqué existe la amenaza y una vez entendida, la solución se torna
obvia.
Nosotros necesitamos cambiar
nuestras costumbres.
Librémonos de nuestras armas
nucleares ( unilateralmente si es preciso) y mejorará nuestra
seguridad. Alterar drásticamente nuestra política exterior la
asegurará. EN lugar de enviar a nuestros hijos e hijas a todo el
mundo para matar árabes de modo que podamos tener el petróleo que
existe debajo de sus arenas, deberíamos mandarlos para que
reconstruyan sus infraestruturas, proveerlos de agua limpia y
alimentar a sus niños hambrientos.
En vez de continuar matando
diariamente a millares de niños iraquíes con nuestras sanciones
económicas, deberíamos ayudar a los iraquíes a reconstruir su
energía eléctrica, sus estaciones de tratamiento de agua, sus
hospitales y todas las otras cosas que destruimos y les impedimos
reconstruir con sanciones económicas. EN lugar de entrenar
terroristas y escuadrones de la muerte, debería cerrar la Escuela de
las Américas.
En vez de sostener las
revueltas, la desestabilización, el asesinato y el terror alrededor
del mundo, deberíamos abolir la CIA y dar el dinero que ella gasta a
agencias de asistencia.
Resumiendo, deberíamos ser
buenos en lugar de malos, y de serlo, ¿quién intentará
detenernos?¿quién nos odiaría?¿quién nos querría bombardear?
Esa es la verdad, SR. Presidente. Eso es lo que el pueblo
norteamericano necesita escuchar.
Robert Bowan voló en 101 misiones de combate en
Vietnam.
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